La FLOR DE JADE es una gran ópera coral ininterrumpida, concebida en ocho actos -correspondiendo con cada uno de sus libros-  que encuentra un gran jalón hacia la mitad -acto 4- que llamamos "el viraje", donde muchos de los presupuestos levantados en los volúmenes anteriores van a ponerse en cuestión.

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Su concepción inicial se produce en la década de los 90 con un Vilches en pleno proceso de cambio entre el adolescente y el adulto que deja confluir todas las influencias (literarias, musicales, cómics, rol, cine, videojuegos...) de una década bisagra (los 90) entre las raíces clásicas del género y las nuevas concepciones que ganarán terreno y presidirán en los primeros años del s. XXI. Esto la convierte a su vez en una obra de tránsito, ya que camina en una etapa de cambios y se adapta a ellos; encontrando, especialmente en sus inicios, elementos que retrotraen al lector a la escuela clásica, con un universo mágico habitado por las razas tenidas por habituales en los universos post-tolkinianos (Enanos, elfos...) y con un planteamiento en apariencia maniqueo (Bien vs Mal, héroes predestinados, elementos proféticos...); y que poco a poco se van disipando, dejando paso a una historia mucho más compleja, global y de mirada más poliédrica, donde la focalización sobre sus presuntos protagonistas y los hechos que se suceden se dispersan en un telón de fondo, donde cada individuo y sus propios dramas construyen una historia que, con cada volumen, abarca e integra más y más áreas de interés y protagonismo; y donde, en esa inercia, cada vez es más difícil establecer estereotipos rígidos. 

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