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LOS
ELFOS
-CONTENIDO EN ESTA SECCIÓN-
Los Elfos en la Historia
Elfos en las Fuentes
Etapas del dominio élfico
Etapa Mitológica
Etapa mítica -Jardin de las cuatro partes del Mundo-
Tetrarkanía
Variedades Raciales y Cultura
La Influencia Elfa
Segundo Imperio (Vail'l'Valdhä)
Las Élfidas y la Escisión
El modelo Federado Conciliar de los Patriarcas
Elfos Sylvänn
Elfos Ürull
Elfos Nëssor
Elfos Qëssor
Etapa Pre-imperial y Primer Imperio
Los Elfos en la Historia
ELFOS EN LAS FUENTES
La raza humana es la única mencionada en los registros más antiguos de la Tradición, significando en ellos la fosilización de los mitos-acontecimientos sobre la Guerra de los Dioses contenidos en la Letanía (VER: CRONOLOGÍA, TRADICIÓN & FUENTES). La aparición de los elfos en los compases finales de este mito cosmogónico sólo se produce en versiones locales de la Tradición, inserciones claramente de época Imperial.
Así pues, nos encontramos ante un hecho paradójico; pues, esta afirmación de que los Elfos no aparecen en las fuentes antiguas, si entendemos como tales el registro escrito de los relatos orales ancestrales que conforman las primeras secuencias de la Tradición, choca frontalmente con el hecho de que los Elfos SON las propias fuentes antiguas. Es decir, son los autores de esas mismas fuentes.
Es comunmente aceptado que los elfos de la desaparecida cultura Merehmmanthi son los escribanos originales de la propia Letanía de Jade, considerándose ésta la primera aparición de la escritura élfica. A partir de esa fecha, la documentación élfica constituirá casi el 90% de toda la información recibida del pasado. Esto nos plantea un grave problema: la falta de contraste. Vamos a conocer los hechos, pero estos hechos llevarán necesariamente consigo el prejuicio élfico, es decir; no nos suelen decir la verdad de los acontecimientos, sino únicamente la mirada que los elfos tenían de esos mismos acontecimientos. A falta de esa contrastación de fuentes toda nuestra información del pasado queda a merced de esa mirada contaminada.
Partiendo de esta premisa, toda la información contenida en estas fuentes incluida la información sobre los propios elfos NO debe entenderse como fiable e imparcial, sino como la manera en que los elfos se veían y entendían a sí mismos.
"El Vassitt, o Al'Vhasittä (su formulaciones escritas son muy variada, pero todas aluden al mismo concepto) es el idioma raiz del que surgirán la mayor parte de las ramas lingüisticas elfas, sin incluir la rama del Sÿr-Nessarah ni la del Qassit. A pesar de ello, se detectan conexiones comunes de todos ellos en el lenguaje empleado en la redacción de la Letanía, considerado el ejemplo más temprano de un "pre-vassitt", por lo que es factible pensar en un primer esquema de escritura y base gramatical que se diversificará y tomará distintos caminos con el tiempo.
La propia evolución del idioma dará diferentes etapas (proto-Vassitt, Vassitt temprano, Vassitt modelo, Vassitt pre-Imperial...) de las cuales emergerán distintas variedades que serán las que conformen la multiplicidad de idiomas y variantes dialectales repartidas por el mundo élfico. No obstante, el Vassitt considerado Clásico, que resulta de una modernización del segundo Imperio de Vassitt Imperial empleado durante el primero, se convertirá en el idioma oficial del Segundo Imperio élfico y, de la mismaforma que ocurre hoy con el Irisko Imperial, quedará como lengua común oficial de la burocracia y comercio entre los distintos núcleos de elfos.
CRONISTA -Crónica Alba-
Etapas de la Dominación élfica
Llamamos "Etapa Mitológica" en general al conjunto de referencias insertas en lo que los eruditos suelen denominar "el relato cosmogónico ancestral" que no es otra cosa sino el eco del recuerdo ancestral contenido en la Letanía de Jade y que también es considerado la raíz más temprana de la Tradición. Corresponde a un vastísimo periodo de tiempo que sigue sin poder acotarse ni concretarse. Podríamos estar hablando sin problema de millones de años, en los que las formas de vida inteligentes evolucionarían hasta tomar conciencia de sí mismas y, posteriormente a ello, comenzarían a fabricar relatos imaginarios sobre cómo, cuándo y por qué llegaron ese punto. La etapa mitológica entrará una etapa mítica con la aparición de la escritura y la información que ella nos brindará de periodos anteriores a su descubrimiento y uso, pero posteriores a los hechos cosmogónicos contenidos en la Letanía.
Siendo esto así, existe nula información sobre los elfos en el relato de la Letanía. La inclusión de los elfos en las etapas tempranas de la Tradición es muy posterior a las fechas que se manejan para la redacción de la primigenia Letanía por parte de los Merehmanthi. Esto supone que la primera información de los Elfos no es de la etapa Mitológica sino de la Mítica. La única frase en la que podría atribuirse un origen a los elfos es una línea inserta en la Tradición que asegura que "Florecieron por capricho de Alda (la Diosa Madre, asociada a los Bosques)" Esta idea se complementaría con una de las pocas oportunidades de contraste de fuentes en estas épocas: La aparición de una placa enana, que se ha interpretado como parte de una esquela funeraria, datada en la Rabbarnakka de los Altos Masones Enanos, y que parece describir el que se ha tenido por el primer encuentro entre ambas razas (hay que añadir que no induce a pensar que fuera pacífico). En esa esquela la runa-ideograma usada para identificar a los elfos (Alv) se intepreta como "Hombre-Bosque". La suma de ambas ideas (Florecer y seres-bosque) conforma rápidamente la imagen (asumida por muchos elfos) de que ellos surgieron literalmente como una forma de vida arborícola que por deseo de Alda se desprendió de sus raíces y caminó.
Hoy tenemos muy claro que esto nunca fue así.
LA ETAPA MÍTOLÓGICA
"Algo que en su mayoría los elfos desconocen es que la denominación de "elfo" no es una acuñación de los propios elfos. Los elfos entre ellos, aún hoy, suelen preferir identificarse con su nombre racial: Sylvänn-Ürull-Qessör-Nessör... El término "elfo" proviene de un antiguo pictograma enano, una runa ideográfica del pre-Galeno rabbarniko aparecida en lo que se sospecha una tumba e inserta en lo que se ha considerado la primera manifestación escrita que documenta un encuentro entre elfos y enanos.
Allí, estos "seres" con los que se tropiezan los enanos quedan identificados con la pre-runa Alv, que combina la idea antropomorfa y la de bosque o árboles. Así, los primeros en llamar Alv a los elfos fueron los propios enanos. El término evolucionado dio origen al concepto elfo que con toda seguridad se extendió rápidamente. Los propios elfos, a falta de un denominativo común existente en su propio vocabulario -ellos usan el símbolo-ideograma ür (nosotros) ya presente en el primer pre-vassitta de Meremanth- terminarían incorporándolo."
CRONISTA -Crónica Alba-
LA ETAPA MÍTICA
-El Jardín de las Cuatro partes del Mundo-
Las referencias al Jardín de las Cuatro partes del Mundo, son las evidencias más tempranas de un relato de génesis propiamente elfo. No obstante, en ese término habría de entenderse solo el folklore y tradición propia de los Sylvänn. Este segmento de la gran familia elfa, si bien es el más numeroso y extendido geográficamente, también ha conseguido que se asocie a ellos cualquier referencia genérica que implique a los elfos. Y esto es porque especialmente desde el Segundo Imperio, este grupo racial se impuso sobre el resto. Si bien los Ürull comparten y asumen en esencia este folklore, hay que sacar de él a las ramas Nessör y Qessör.
En el Jardín de las 4 partes del mundo hay que ver la visión bucólica y edulcorada que los propios elfos han tenido de sus orígenes, ya no como especie, sino como cultura. Si alguna vez existió algo parecido al mítico jardín (un bosque único que tocaba todos los rincones del mundo habitado por una única raza de elfos que vivía en armonía) fue mucho antes de la aparición de su propia escritura. Con toda certeza es solo una constrrucción mental y tal vez el eco del recuerdo colectivo ancestral más antiguo de esta raza.
Si bien muchos autores, en su mayoría eruditos Sylvänn, identifican en estas tempranas edades la base de lo que va a ser una constante en la historia, que no es otra cosa que la supremacía en todos los ámbitos de la cultura elfa -especialmente la Sylvänn- sobre todo lo demás, lo que probablemente nos invita a pensar este lejano eco es en la propia visión de aquellos primitivos elfos, quizá más estrecha de lo que se imagina, en la cual, mirasen donde mirasen solo se veían a sí mismos y a su modelo de vida. Un estado ideal que pronto los propios elfos reconocerían de corta duración. El gran Jardín de las 4 partes del mundo acabaría por convertirse en los 4 reinos de las 4 partes del mundo, cada uno de los cuales daría nombre a la coordenada espacial equivalente a Norte, Este, Oeste y Sur.
"El mito de que los elfos viven en ciudades colgantes es solo eso: un mito. Tal planificación urbanística solo es factible cuando se trata de una comunidad pequeña, pero tan pronto las necesidades de población de los elfos cambió se vieron obligados a abandonar la madera por materiales más sólidos y edificar en superficie.
La supuesta vuelta a la tradicional estructura colgante impulsada por los Patriarcas vencedores en las élfidas no es del todo real. Supuestamente se trataba de una vuelta al origen, inspirados por el asentado mito de que esta era la forma primigenia de asentamiento elfo en el legendario Bosque de las Cuatro partes.
Yo mismo caí en esta extendida creencia hasta que uno viaja a suficientes capitales elfas. La diferencia esencial es que mientras los humanos solo construyen en superficie, los elfos tienden a elevar en terrazas ascendentes sus ciudades, llenándolas de grandes escalinatas, puentes y vistosas pasarelas aéreas. Y algo que sí es muy propio de las ciudades elfas que es la integración con el propio entorno del bosque. Los Patriarcas solo jugaron con la idea de retorno a una vida más "élfica", pero en la práctica no hubo una reformulación sustancial urbanística. Se limitaron a potenciar lo que ya existía en el imperio que es la estratificación social dependiendo de cuan alto sea el nivel en el que se levanta tu casa.
CRONISTA -Crónica Alba-
ETAPA PRE-IMPERIAL Y PRIMER IMPERIO
La llamada época pre-imperial está algo mejor documentada, aunque su vacío sigue siendo monumental si pensamos en que es una etapa de tiempo muy largo de la cual solo tenemos breves apuntes. Conecta con el final del mito del Jardín de las Cuatro Partes, el cual, por las crecientes diferencias entre los propios elfos se termina separando en cuatro bloques independientes, cada uno en esas cuatro partes del mundo.
Claramente es un intento de explicar el origen de las cuatro grandes variedades raciales entre los elfos y se duda de su veracidad histórica.
Lo que las escasas fuentes nos dibujan es un mundo élfico fragmentado y distante entre si -que tiene mayor lógica histórica que el mito del que surge- y que va a tender a la unificación. Imaginamos que esta voluntad unificadora se realizaría en procesos de anexión que probablemente no todos fueron amables pero que la Tradición elfa dulcifica. Esta hace entender que fue un proceso natural y buscado por todas las partes implicadas, lanzando la idea de que la tendencia natural de los elfos es esa unificación ideal que supuestamente cohesionaba el Reino de las 4 Partes.
La cronología de este periodo es abrumadora. Algunos cálculos llegan a hablar de 100.000 años y los números más conservadores no bajan de los 20.000. Tiempo suficiente para que comunidades pequeñas y dispersas por la geografía continental se desarrollasen, crecieran, evolucionasen, conectaran entre sí y acabasen en un proyecto de unificación o dominio. Nadie tiene muy claro cómo fue dicho proceso de evolución cultural y política con exactitud, pero no se tiene mucha duda de que el proceso se produjo.
Aquí es donde verdaderamente el elfo entra en la Historia, definido con sus rasgos reconocibles. De este periodo, se sospecha que es la cultura Merehmanthi responsable de la primera escritura y redacción de la Letanía original. Y también es aquí donde se produce la primera asociación indisoluble con el elfo: El uso de la magia. Enseña de Identidad de los Sylvänn y que a la postre, probablemente, les supuso el primer paso hacia la hegemonía dentro de su propia raza. Se sospecha con fundamento que el Primer Imperio podría ser ya una construcción Sylvänn.
El Primer Imperio Elfo
"Se tienen aún muchas dudas históricas sobre cual fue exactamente la realidad del Primer Imperio. En esta etapa de formación hasta la consolidación de lo que entendemos el primer atisbo de una realidad elfa más o menos unificada sigue lleno de cuestiones sin resolver y hundido en el carácter legendario.
Lo que es cierto es que aquí es donde los elfos adquieren muchas de las características que los definen actualmente. Y sin duda el modelo sobre el que se cimienta servirá de base para los modelos posteriores, no solo para el rotundo éxito de su Segundo Imperio sino colateralmente para el modelo humano.
Con toda seguridad fue durante los siglos de expansión élfica que llevarían a la constitución de su primer Imperio que los elfos entran en contacto con los humanos. ¿Los conquistaron y sometieron? ¿Fueron los propios humanos los que, abrumados por la cultura y tecnología, claramente superior de los elfos, se integraron voluntariamente en su sociedad, a pesar de hacerlo en un régimen claramente inferior?
No lo sabemos con seguridad, pero sí sabemos que tuvo que suceder en ese tiempo."
CRONISTA -Crónica Alba-
LA TETRARKANÍA
Entramos, quizá, en el periodo más oscuro y confuso de la Historia élfica. Tanto, que los propios elfos recelan de ese momento. A pesar de ser un periodo mucho más avanzado en el tiempo, las lagunas en él son, si cabe, mayores y más enigmáticas que las de sus periodos precedentes, especialmente porque supone un impactante final para el primer ciclo imperial. Una laguna de varios miles de años que transita entre el final con tintes apocalipticos del Primer Imperio y la constitución del Segundo.
La Tradición es la fuente principal de información, como lo venía siendo de la etapa anterior. La ausencia de fuentes sigue siendo notable, pero en este final de ciclo, incluso la propia Tradición encuentra un vacío. La explicación puede estar en los propios sucesos que dinamitaron el final del Primer Imperio.
La sospecha general es que la Tetrarkanía es la instalación de los magos y hechiceros Sylvänn en la cúspide del poder social y político del Imperio, hasta el punto de instalar a un hechicero en el propio trono Imperial. Los ecos de esa etapa resuenan dibujando una sociedad tecnológicamente tan avanzada por la implementación del uso de la magia en todos sus niveles como nunca jamás se ha vuelto a repetir.
Una época de esplendor inconcebible que tuvo un final hecatómbico y explosivo. ¿Colapsó sobre sí misma? ¿Hubo algún agente externo que propiciara la caída, un desastre natural de proporciones bíblicas, inesperado y letal? ¿Fue el uso y abuso de la magia lo que perdió su control y destruyó el legado hasta la fecha? Las especulaciones son muchas, casi infinitas; y las respuestas fiables, muy pocas. No obstante, lo que devastó a la civilización elfa en ese periodo causó tal impacto y trauma en la experiencia colectiva de los propios elfos que parecen reacios a querer hablar siquiera de ello, a pesar de haber pasado milenios desde entonces.
La Experimentación Mágica
"Los rincones más oscuros de la Tetrarkanía están relacionados con el mismo elemento que los elevó a las alturas que la hicieron posible: La Fuerza Mágica. El nacimiento de las primeras Academias Arkanas estuvo en este periodo pero la Magia no era por entonces un elemento a disposición de todo el mundo. Los hechiceros armados con esta capacidad asombrosa fueron escalando en la élite aristocrática hasta convertirse en la élite sobre la élite. Era cuestión de tiempo que alcanzaran la cúspide del poder y se instalaran en el Trono Imperial.
Se dice que en esta época la magia y quienes la usaban gozaron de una libertad que rozó la impunidad y se habla de experimentación mágica que no tuvo ningún control, límite legal ni moral.
No ha podido probarse este punto porque en la devastación subsiguiente se perdió la mayor parte de los registros. Y los propios elfos insisten en no querer remover ese periodo.
Es posible que las lagunas de información de ese tiempo histórico sean las responsables en parte de los huecos en los periodos anteriores a él. Solo nos resta especular cuánto se perdió irremisiblemente en la crisis de la Tetrarkanía."
CRONISTA -Crónica Alba-
EL SEGUNDO IMPERIO ELFO
-El Vail'l'Valdhä-
El Tiempo de la Gloria
Aunque los elfos tardaron varios milenios en recuperarse, de los que tampoco hay mucha imformación, cuando lo hacen, regresan en todo su explendor, volviendo al modelo imperial que ya habían usado en el pasado, mejorado y pulido. Será el inicio de la verdadera época dorada para los elfos, El Tiempo de la Gloria o Vaìll-l-Vhäldha. Con él se instaura un nuevo calentario que sigue vigente hasta la fecha en los Bosques Boreales del Fin del Mundo.
Es en este periodo de consagración donde los elfos alcanzan su plenitud y cénit en todas las áreas: poder, política, artes, religión, sociedad, infraestructuras... El mundo es propiedad de los elfos y ellos lo saben.
De este periodo, sin duda el mejor conocido, son la inmensa mayoría de las fuentes que nos hablan de su historia y momentos del pasados (y de sus leyendas), Pues, con toda seguridad, esas fuentes son las que han fabricado el "discurso elfo", la mirada de los elfos hacia sí mismos que consiguieron que el resto aceptase y asumiese; pero también la mirada elfa hacia ese mismo mundo, construida a su interés, imagen y semejanza; que, sin nadie que la contradijera, también lograron asentar como la única verdad existente.
En este momento es cuando el modelo del Panteón elfo se instaura como cánon; un modelo que tanto va a ser copiado por los humanos, así como el resto de sus grandes ejes políticos, sociales y culturales por los que hoy día son reconocidos. El gran paradigma de "lo élfico" se construye, desarrolla e instala durante esta etapa en la que el dominio, influencia y poder de los elfos es incontestable. Y por "elfo", ahora sí, sin ninguna duda, hablamos de la hegemonía de los Sylvänn.
Con todo, a pesar de la idea de eternidad anclada en la mentalidad elfa, con el tiempo incluso la gran maquinaria del Imperio comenzó a dar muestras de fisuras internas y acabaría por derrumbarse, en parte, al menos.
LAS GUERRAS ÉLFIDAS Y LA ESCISIÓN
Las élfidas (The Elvennyd Wars) suponen el punto de inflexión mejor documentado de la vasta trayectoria de los elfos en su inapelable dominio. Nuevamente será una fisura interna, ya que en el devenir de los elfos pocas sospechas firmes hay de que sus crisis (salvo el final de la Tetrarkanía y solo es una duda razonable) hayan tenido agentes externos que las propiciaran.
Se esgrime el abuso de poder por parte de las élites imperiales: el profundo arraigo de una aristocracia tanto civil como militar y el gobierno centralizado en una dinastía imperial casi divinizada. Se reivindica un modelo de gobierno participativo y asambleario, donde las distintas familias y casas, gremios y sectores sociales tengan representación, voz y voto. Que se vuelva a una forma de vida más apegada con la Tradición y con ello se apela al legendario y mítico Reino de las 4 Partes del Mundo, entendiéndose aquel como el paradigma utópico de paz y concordia de los elfos.
La guerra, de desgaste en unos primeros compases, se alargará en el tiempo. Los recursos de cada uno de los bandos para alcanzar la victoria llegan a cotas desalmadas. El Imperio, en estos compases de su historia densamente burocratizado y corrupto, envuelto en enormes dispendios economicos para sostener el fasto y opulencia de una corte alejada de la realidad social, simplemente menospreció a sus adversarios. El bando rebelde fue poco a poco minando la vieja estructura imperial hasta que pudo presentar batalla en campo abierto.
El desgastado Imperio se desangró lentamente y, ante el empuje de sus opositores, entendió que su tiempo había llegado a su fin. No obstante, aún quedan residuos de su modelo en el Principado Boreal y en las herméticas islas del Aêrimhál.
LAS ÉLFIDAS
"Las guerras civiles elfas conocidas como las Élfidas suponen una grave herida en el recuerdo colectivo. Fueron largas, y despiadadas. La idea de una ruptura catastrófica con el periodo anterior ahora no puede esconder su causa. Los elfos se destruyeron entre ellos. Nada puede poner un velo ante esa realidad y eso es algo que ningún elfo reconocerá de buena gana.
El final es de sobra conocido. El modelo imperial y sus valedores fueron barridos de la escena política y sustituidos por los jefes de Clanes familiares en un gobierno en teoría popular y participativo.
No obstante, la versión de ese conflicto que ofrece la Tradición acaba con un acto heróico y legendario que da buena muestra de cómo vencedores y vencidos asumen su desenlace: Alwvnar all Daris, un personaje controvertido ya que parece que inicia el conflicto en el lado imperial y acaba siendo adalid de los patriarcas, parte la tierra con un poderoso golpe de su espada separando a los corruptos (que quedan varados) de los justos.
Este acto se conoce como LA ESCISIÓN (the Rift) y refleja la ruptura entre dos modos, dos mundos y probablemente dos fórmulas de entender la sociedad entre los elfos .
Ese pasaje trata de explicar lo que de hecho resulta la deportación de los arisócratas y la dinastía imperial fuera del continente, hacia las islas del Sändriel; solo que... lo curioso es que ambos bandos reclaman al héroe y ambos bandos insisten en que los separados fueron los otros. Por lo que ambos bandos se erigen vencedores (aunque sea moralmente) en esta contienda"
CRONISTA -Crónica Alba-
EL MODELO FEDERADO PATRIARCAL
La separación de los elfos, la ruptura con el modelo Imperial y el ascenso del modelo confederado conciliar supone un hito tan trascendente que quedará expuesto en la historia como el inicio de un nuevo calendario. A partir del final de la contienda civil se dejará de usar el Calendario Imperial -V.V.- Y comenzará a registrarse el tiempo con la acotación "antes de la Escisión" o "Después de la Escisión". Y tal empeño en marcar claramente esa ruptura responde a la iniciativa Patriarcal de dejar muy claro que el modelo Imperial es una fórmula obsoleta e injusta a la que los elfos no pueden aspirar a volver.
Y eso es una tendencia observable en todo este nuevo periodo. En la historiografía posterior, ya claramente patriarcal, se vende la idea de que las guerras civiles (devastadoras, por otra parte) fueron la respuesta del sector oprimido, cansado de una élite aristocrática regida por una estirpe Imperial hereditaria que dictase, injustamnte y por capricho, el destino de todos los elfos.
El discurso Patriarcal es que las clases medias, los líderes familiares de casas y clanes que no tenían ningún poder en el imperio, son quienes van a asumir el mando, pero no de una forma tiránica y centralizada, sino conciliar, asamblearia y local. Los dictámenes no se impondrán desde una distante y alejada de la realidad dinastía de gobernantes, sino que cada sector, cada pequeño rincón de aquel antaño vasto Imperio podrá regirse a si mismo, discutiendo con sus vecinos los problemas reales y locales.
Los jardines se independizan pero mantienen vínculos entre ellos en forma de grandes asambleas representativas donde se discuten políticas generales, llamadas Concilios, replicas de las asambleas de patriarcas que van a sustituir en lo local los atributos de los antiguos Legados imperiales.
Pero, siendo honestos, el Patriarcado rompe con la articulación vertical del poder Imperial, cierto, aunque está muy lejos de haber ascendido a las clases más humildes. Serán los líderes de gremio, los representantes de familias burguesas quienes liderarán ese cambio, y será un cambio a su favor. La evidencia es que no todo el mundo tiene un sitio en las Asambleas y mucho menos en los Concilios. El mundo patriarcal es un mundo burgués y Sylvänn, donde los Ürull son invitados, los Nessör tolerados y los Qessör, ignorados.
El Patriarcado
"El mundo patriarcal heredero del fin de las élfidas está muy lejos de ser igualitario. El Imperio no hacía distinciones entre los elfos. Todos eran súbditos, a excepción notable de los Qessör.
La concepción Patriarcal habría dejado de sostenerse en la aristocracia, pero será doblemente elitista. Su esfuerzo por el retorno de los valores ancestrales de los elfos, valores que ellos mismos seleccionan a dedo sin escrúpulo, los llevará a desentenderse de cualquier política entendida como "exterior", abandonando tradicionales alianzas como las que mantenían con los reinos humanos.
Ese purismo en el legado élfico, profundamente Sylvänn los llevará a una suerte de supremacía de los Sylvänn por encima de otros grupos de elfos. Los Ürull serán tolerados pero considerados resíduo del periodo anterior, decadentes, a pesar de seguir infundiendo respeto y cierta incoherente admiración. Los Nessör serán tratados con paternalismo y jamás se perdonará a los Qessör.
El patriarcado se volverá inflexible en cuanto al modelo intachable del elfo. Se sabe que la expulsión de los mestizos y marcados, anecdótica durante el imperio se convierte en una práctica legal a partir de esta fecha."
CRONISTA -Crónica Alba-
Variedades Raciales de los Elfos
Los elfos en en universo de Flor de Jade tienen todas las variantes raciales, aspectos y coloración de piel conocidos. A diferencia de los humanos, los elfos si van a presentar variedades de coloración y rasgos raciales más asociadas grupos concentrados en localizaciones geográficas específicas.
Tradicionalmente el mito del Bosque de las 4 Partes del Mundo ha buscado explicar esa división racial. Las cuatro grandes subvariedades de elfos; los pálidos Ürull, los extendidos Sylvänn, los dorados Nessör y los oscuros Qessör se hacen corresponder con los Reinos de las Cuatro Partes del Mundo que dieron lugar a los puntos cardinales de primer orden: Nwandii: equivalente a nuestro Oeste. Tzuglaiam: Sur. Alwebränn: Norte. Y Shaërdâlläh que corresponde a la coordenada Este.
La realidad es algo más compleja pero a primera vista parece responder a ese esquema simplista, en especial, porque los elfos son mucho más reacios que los humanos para integrar en sus sociedades a miembros de otras etnias raciales. Ello ha configurado en esencia un mapa de variedades raciales mucho más compartimentado que el de los humanos. No obstante, ello facilita la tarea de detallarlos puesto a pesar de los esfuerzos del discurso Sylvänn, ante todo, de presentarse al mundo como un bloque único, las distintas ramas de elfos presentan unas diferencias notables que no se encuentran en el mundo humano.
Los Elfos Sylvänn
Los Sylvänn son los elfos. Al menos, eso se han esforzado mucho en proyectar esta etnia racial que responde a la más numerosa y extendida. Pensar hoy en un elfo es pensar en un Sylvänn.
Desde un punto estrictamente racial, los Sylvänn son los elfos que presentan mayor variedad entre ellos. Se les suele identificar con la piel blanca, y el cabello y los ojos claros; pero, lo cierto es que, lo usual, es que sus pieles contengan una variedad de tonos dentro de lo que puede considerarse la piel blanca, desde el rosado al bronceado ligero. Su tono de cabello más usual es cualquier variedad de castaño, pero el abanico completo incluye desde el rubio platino al moreno chocolate y una enorme cantidad de cabellos de tono rojizo, desde el calabaza al rojo tinto. Aunque es una rareza, pueden llegar a presentar los rasgos albinos propios de los ürull, sin haber tenido cruce con ellos. Sus ojos se colorean de todos los tonos concebibles, incluido el malva. A decir verdad, son los que presentan mayores matices estéticos.
Pensar en un elfo es pensar en un Sylvänn; y en este sentido responden a la perfección con el estereotipo culmen de la belleza atemporal, elegancia y distinción con el que se asocia a esta raza. El elfo se considera (y se le considera) el epítome perfecto de la cultura, artes, diplomacia y política, cima de una sociedad elevada y civilizada. Son los maestros de todas las disciplinas, son la perfección hecha carne... una carne capaz de mantenerse bella y joven durante siglos. Se perciben eternos como civilización, estuvieron siempre y seguirán estando. Se sienten dueños de todo lo que existe, el mundo está para ser utilizado por los elfos. Ellos le han dado forma, sus decisiones históricas han moldeado el mundo para que sea exactamente como es. Todo lo que lo habita está por defecto por debajo de los elfos, que tienen todo el derecho de posesión sobre lo que consideren oportuno. Todo debe estar (y de hecho está) al servicio de los Elfos. Ese es el orden natural del mundo para ellos.
Toda esa visión es fruto de la construcción y proyección de los Sylvänn, por lo cual sigue siendo un hecho que: pensar en un elfo es pensar en un Sylvänn. Y pensar en un elfo también es ver a una sociedad fría, gélida en la demostración pública de emociones o sentimientos, parapetada en una exagerada apariencia. Es pensar en una sociedad a veces frívola, arrogante, siempre supremacista, elitista y profundamente racista, sentimiento que los Sylvänn extienden incluso hacia otros compatriotas elfos. Una sociedad indolente y carente de empatía con casi cualquier otra forma de vida. Así también son los elfos y también se lo deben a los Sylvänn.
Al menos, a los Sylvänn como etnia, como grupo, como sociedad. A título individual, la casuística es tan variada como los individuos.
Los Sylvänn son el grupo racial más extendido, el más numeroso. Solo ellos pueden responder al 70% de toda la población elfa en el continente. Fueron los últimos en llegar y se posicionaron "rápido" como el estrato hegemónico dentro del colectivo. "Rápido" desde el punto de vista de los vastísimos tiempos de los ciclos históricos. El Segundo Imperio es el cúlmen de esta ascensión hegemónica que ya nunca abandonarían. "Los últimos en llegar" porque su propia variedad interna los delata como fruto del mestizaje entre las otras etnias élficas, por mucho que ello les duela.
Y les duele porque su propio nombre delata la pretensión de presentarse a la cabeza de sus camaradas. Sylvänn se construye con el ideograma Syl- que significa "Primero" y -vänn, que es el nombre que recibía una prenda ceremonial usada antiguamente en el sacerdocio. Así, Sylvänn sugiere la idea de ser "los primeros en ejercer el sacerdocio" y esta idea está indisolublemente ligada al uso de la magia, en concreto, la Magia Divina, aquella proveniente de la devoción a los dioses. De esta sutil manera los Sylvänn se defienden a sí mismos como los descubridores de la capacidad mágica. Y quizá en esto no mientan.
Los Sylvänn
"Dicen, (los Sylvänn) que los humanos aspiran a ser elfos, que siempre han deseado ser elfos en lo más recóndito de su alma. No es de extrañar, un elfo es el culmen de la belleza y juventud; elegante, sofisticado y vive cerca de trescientos años. Normal que todo a su lado parezca burdo, vulgar, torpe y efímero. Pero no te engañes, todas esas "virtudes" han tenido un precio: El coste de verse a sí mismo como el ser perfecto infecetiblemente vuelve una mirada de condescendencia, en el mejor de los casos, de desprecio, en el peor, hacia todo lo que le rodea, incluidos otros elfos. Los Sylvänn se han hecho a sí mismos, como aseguran, y ese diseño perfecto los hace crueles, distantes, egoistas, ególatras, indolentes, retorcidos, arrogantes, hipócritas, insensibles, racistas, supremacistas y una larga lista de "virtudes similares". Si buscas alguien empático a tu lado, aléjate de los Sylvänn."
CRONISTA -Crónica Alba-
Los Elfos Ürull
Los ürull son los elfos pálidos y están asociados al norte septemtrional. En la actualidad todos los bosques ürull conocidos se encuentran en el tercio norte de la península del Ycter-Nevada, aglutinados bajo el estandarte del Principado Boreal que gobierna en el Sÿr'Sÿrÿ, El Bosque del Fin del Mundo. No obstante es plausible que este grupo racial, si bien pudo desarrollarse en latitudes norteñas, en épocas pasadas pudo haberse extendido en un territorio mucho más amplio del actual y haber quedado arrinconados por la expansión Sylvänn, especialmente durante el segundo Imperio.
Sus rasgos físicos son muy básicos y evidentes, suponen una variedad albina de elfos: cabellos blancos, pieles extremandamente pálidas, en ocasiones casi azuladas, y coloración de iris muy claros. Estos rasgos son tan potentes que cualquier cruce con ellos tiene una altísima probabilidad de reproducirlos todos o en parte, incluso saltándose varias generaciones. Y son estos rasgos los que determinan sin error la pertenencia a esta etnia de elfos.
A pesar del esfuerzo Sylvänn por proyectarse preeminentes, lo cierto es que los Ürull despiertan una fascinación absoluta en la mayoría de los Sylvänn. Se les considera los más sublimes en una raza considerada la más sublime, los aristócratas de una raza aristocrática por definición. Y esta velada claudicación ante la majestuosa raza de escarcha es uno de los muchos argumentos que los Ürull sostienen para defenderse como la versión primigenia de los elfos.
Si su discurso no está más extendido no es sino porque desde siempre ha sido engullido por la demoledora propaganda Sylvänn. Muchos son los pilares que lo argumentan y muchos de ellos son para considerar seriamente.
El primero, el propio génesis del nombre: Ürull se articula con el ideograma ür (Nosotros) que ya está presente en el pre-vassit de Merehmanth usado en la Letanía y el ideograma ull que representa la existencia. Con lo que Ürull puede entenderse como la redundancia "Nosotros, los que somos, los que estamos o existimos". Los eruditos Ürull llegan aún más lejos y defienden que ese término es el que identificaba originalmente a la raza antes de la popularización del préstamo Alv. Añaden que todo ello se refuerza con el significado que el concepto Ürull termina adquiriendo por sí solo con su propio ideograma. Representa una idea prístina, primigenia, aunque haya terminado derivando también a conceptos colaterales como hielo, escarcha o diamante, apelativos por los que muchos nombran a los Urull.
Los Ürull se atribuyen ser la "versión original" del elfo y la variante élfica predominante durante las etapas tempranas de desarrollo de la sociedad élfica, incluido el Primer Imperio. No tienen escrúpulos en señalar a los magos Sylvänn como los causantes de su desplazamiento social, y tal acusación deja intuir que esta intrusión Sylvänn en la sociedad, capitalizada por los hechiceros, es la que va a propiciar la Tetrarkanía. Algunos historiadores osados señalan que, incluso en el Segundo Imperio, los ürull aún suponían la mayoría de la población. Y aunque claramente podría tratarse de una exageración hay datos que podrían confirmar al menos que su disminución poblacional actual sí que está directamente relacionada con las disposiciones patriarcales que "indultan" al principado Boreal "permitiendo" que siguiese rigiendose bajo las antiguas premisas Imperiales. Su sospecha es que la mayoría de la población "deportada" al Sandriel fue de raza Ürull, lo que apoyaría claramente la teoría de que han sido los Ürull los verdaderos forjadores de la identidad de los elfos, y los Sylvänn meros usurpadores de última hora.
La disputa Ürull-Sylvann
La naturaleza de los elfos Escindidos
"De muchos es conocida la larga disputa dialéctica que enfrenta a Ürull y Sylvänn por el reconocimiento de su verdadera influencia en la construcción y esencia de lo que se ha dado en llamar la preeminencia de los elfos. En esencia, los Ürull acusan a los Sylvänn de intrusos de última hora que les han despojado y se han atribuido los logros de toda una dilatada existencia. Como muchos eruditos pueden atestiguar, los Ürull reclaman ser la raza original y haber protagonizado la mayor parte de los logros que los Sylvänn se atribuyen.
A pesar de la oportuna falta de documentación que pueda saldar definitivamente la contienda hacia uno u otro bando, las reivindicaciones de los Ürull no son tan descabelladas como los Sylvänn tratan de hacer entender. Y puede que hubiese un delato viviente, una prueba constatable que, si bien no sirviese para zanjar definitivamente la disputa, si diese nuevo peso a la postura de los elfos de escarcha. Según ellos, la preeminencia de su étnia llega incluso a épocas del Segundo Imperio y que será tras las élfidas y el reajuste de población patriarcal que los Ürull quedan definitivamente confinados en los bosques Boreales. La razón de esto, según dejan entender los Ürull es porque la inmensa mayoría de los elfos que se sumaron a la escisión fueron de su etnia. Esto dibujaría un panorama previo, en la estructura del Segundo Imperio, cuanto menos compartida y plantearía razonable la insistencia Ürull de haber sido desplazados de la cúpula del poder solo recientemente.
El problema es que el sagrado archipiélago del Ülstäa-Aêrimhál, donde la Tradición deja caer que acabaron los exiliados de las élfidas (o donde estos mismos decidieron continuar con su modelo lejos de las impertinencias patriarcales, según la versión que se desee creer) resulta una fortaleza inespugnable. Los elfos que las habitan, de eso no hay duda, de que son elfos, mantienen sus fronteras cerradas a cal y canto. Sus poderosas flotas patrullan sus aguas y atacan sin contemplación a cualquier ingenuo que las traspase. No mantienen relaciones diplomáticas ni comerciales con nadie en el continente y responden con el silencio a cualquier intento por tenerlas. Así, el Sändriel se ha convertido en un ángulo muerto en el mapa. Nadie sabe qué pasa allí. Nadie tiene constancia de qué etnia de elfos las gobierna, si es que hay alguna étnia hegemónica en su población. Bastaría entrar y comprobar si tal y como aseguran los Ürull, los elfos escindidos son en su mayoría de su casta para validar sus teorías, pero esto parece hoy día tan improbable como encontrar registros intactos que nos digan de una vez por todas qué pasó durante el fin de la Tetrarkanía. "
CRONISTA -Crónica Alba-
Los Elfos Nessör
Uno debe hacer un amplio paréntesis cuando aborda el tema de los elfos Nessör. Los dorados (eso significa Nessör; Ness -N'hs- oro/ ör-ür -nosotros ) no aplican nada de lo hasta ahora dicho de los elfos. Si como reza el dicho, ver a un Sylvänn es ver a un elfo; ver a un Nessör es no hacerlo.
Los elfos de oro (por la tonalidad de su piel) provienen de una rama muy distinta de elfos, separada del ancestro común suficientemente pronto como para marcar diferencias. Los Sylvänn apuntan a que son una escisión suya que adquiere formas de vida nómada, pero lo cierto es que resulta mucho más probable a que sean una rama de los Qessör o incluso la forma original de estos. Si debemos creer a los Ürull, serían una muy temprana separación de ellos. El mito los hace los dueños del Reino del Shaërdâlläh, el Este. En cualquier caso las diferencias anatómicas son mínimas pero muy identificativas. Su tono de piel es dorado; un bronceado peculiar que los convierte en el segmento más exótico entre los propios elfos. Sus cabellos siempre presentan una coloración oscura y solo se aclaran a muy contados tonos de castaño. Sus ojos presentan mayor grado de oblicuidad que va desde la forma de almendra a pliegues más cerrados. La coloración de sus iris suele ser clara pero de tonos arcilla o miel. Como ocurre con los ürull, la mezcla con ellos suele repetir estos rasgos en un porcentaje muy alto.
La mayor diferencia con sus camaradas de otras latitudes es que no comparten nada de su herencia cultural y en esto, probablemente tiene mucho que ver la gran cordillera del Cinturón de Arminia que ha supuesto durante muchísimo tiempo una auténtica muralla entre la mitad norte del continente y la del sur. Ürull y Sylvänn tradicionalmente ubicados en Oeste (en realidad Centro) y Norte comparten notas comunes y participan de un desarrollo común. Qessör y Nessör, ubicados en Este y Sur, por debajo de la frontera marcada por el Cinturón, también comparten vínculos entre ellos y tienen poco que ver con los anteriores.
Ubicados actualmente en la mayor parte de las tierras surorientales del continente, los Nessör suelen presentar una forma de vida nómada. Se articulan en clanes pequeños, normalmente familiares o en suma de familias con vínculos comunes. Adaptados a climas cálidos, recorren vastas extensiones de llanuras con todo lo que necesitan. Campan y desmontan sus tiendas y estructuras de manera estacional, creando un conjunto de "pueblos móviles". Sus caravanas son a la vez ciudad, ejército y mercado. De esta forma, toda tradición forestal es inaplicable con ellos. Son elfos de llanuras, praderas, desiertos y estepas. Esta forma de vida los desapega de cualquier tópico que uno pueda imaginar del resto de los elfos.
Su mayor contacto con otras poblaciones y razas han hecho de ellos elfos abiertos y amables, comunicativos, transmisores y receptores de muchas ideas e influencias. Como mercaderes, pastores y artesanos ambulantes han servido de vías de conexión no solo entre personas y productos, sino también ideas y formas de pensamiento. Adscritos la mayor parte de sus clanes a alguna forma de Cleriannismo, los Nessör no reconocen a ninguno de los dioses tradicionales del Panteón élfico como suyos. Cuando levantan ciudades, sus estructuras evidencian el notable sentido estético de la raza, pero están muy lejos de la sofisticación y el alarde formal de las ramas de elfos del norte. Su sociedad es horizontal y no se les conocen líderes jerárquicos tipo monarcas o caudillos. No están interesados en la guerra, pero todos ellos tienen fama de magníficos jinetes lijeros, arqueros montados y guerreros ardientes que más vale no menospreciar. Con todo, su impronta nómada, el talante diplomático, su generosa y abierta manera de entender el mundo los dibujan como elfos contemplativos que rara vez han tenido conflictos con otras razas o potencias. De hecho, cruzarse o sumarse a una caravana de Nessör es la mejor garantía de supervivencia cuando alguien se embarca en la aventura de cruzar las interminables estepas donde habitan.
Los Elfos Qessör
Los Qessör, la variante racial más olvidada y peor entendida de todas: los Oscuros, los Elfos-Sombra (Q'eh -Sombra /ör -ür- nosotros), los míticos, peligrosos y fieros pobladores del Reino del Tzuglaiam.
A los Qessör no se les ha dejado evolucionar, se les ha perseguido, repudiado y encerrado en una propaganda hostil y descarnada que los dibuja como una estirpe de elfos salvajes, profundamente violentos, que atacan de manera sorpresiva y sangrienta. En algunos relatos aparecen con inclinaciones incluso canívales y quedan a la altura de razas como orcos, con quienes comparten territorio en las densas junglas del Nhamibia.
Todo es una feroz propaganda Ürull que los Sylvänn se han esforzado en hacer crecer y difundir durante milenios.
Igual que ocurre con los Nessör, los Qessör tienen poco que ver, si no es que representan la antítesis de lo que Ürull y Sylvänn entienden por los valores de un elfo. Es cierto que siglos de persecución han llevado a los Qessör al borde del exterminio y los han convertido en una raza profundamente fiera y defensora de sus ahora escasos dominios.
Pero lo cierto es que como puede constatar cualquier erudito competente, los Qessör una vez fueron dueños y señores de toda la mitad sur del continente. Levantaron grandes y prósperas ciudades, tenían una compleja sociedad emergente que podría haber sido considerada un imperio, como apunta algún estudioso osado. Pero en algún momento del pasado remoto se cruzaron con la expansión del norte y entraron en conflicto con sus hermanos pálidos.
La versión de su origen es controvertida ya que la mayor parte de las fuentes que podrían aclarar este punto ya están muy comprometidas con la visión de los elfos del norte. Sus hermanos de raza no les dedican ni una sola palabra amable. Ya desde el mito los hacen responsables de la ruptura del Reino de las 4 partes del mundo, aludiendo a que se separaron de la linea común que unía a los elfos, oscureciéndose, corrompiéndose en ambición y violencia hasta casi adoptar la forma diabólica de un elfo. Esto solo nos avisa de que el conflicto con los Qessör viene de muy antiguo.
Han sido estudiosos humanos, por lo general, quienes han roto una lanza por ellos y se han esforzado en presentarlos de una forma más amable y también más creíble. Lo más sensato, históricamente hablando, es que los Qessör suponen la rama separada del tronco común más antigua. Evolucionarían física y culturalmente por separado. Cuando ambas ramas se volvieron a encontrar, no se reconocieron y probablemente se combatieron con ferocidad entre ellos. La supremacía de las culturas elfas del norte es la responsable de que haya sido su discurso el predominante y de ahí el dibujo de la sociedad Qessör como una versión depravada de los elfos. Lo cierto es que con seguridad el enfrentamiento entre estos dos modos de entender el mundo se saldó, como poco, sin ningún vencedor claro. Es más que probable que los Qessör frenaran en seco a sus hermanos pálidos y les dejaran una profunda huella en el subconsciente.
No obstante, el desarrollo de la hechicería por parte de los Sylvänn les procuró una ventaja que las prácticas shamánicas de los Qessör no pudieron igualar. Durante ambos Imperios élficos (Y no sabemos con qué dureza en el oscuro periodo de la Tetrarkanía) los Qessör fueron combatidos y perseguidos hasta casi el exterminio. Se les arrebató todo su territorio, toda su floreciente cultura y se les arrinconó en las selvas. Probablemente los elfos-Sombra han supuesto el mayor adversario para el mundo élfico del norte, el mayor desafío, intolerable, por venir de hermanos de raza que a la vez presentaban tantas diferencias con lo que Ürull y Sylvänn se esforzaban por dibujar de ellos mismos.
Al día de hoy los pocos Qessör que quedan se recluyen en su mayoría en las densas selvas de la península del Nhamibia, compartiendo hábitat con otras razas que también han sufrido una persecución milenaria por parte de todos los Imperios levantados.
El Pecado de los Qessör
"No hablo de nada nuevo cuando digo que probablemente los elfos Qessör han supuesto el mayor desafío y ofensa al discurso sostenido por los Sylvänn; y no solo a su discurso.
El problema de los Qessör es ser elfos y su pecado fue haber presentado una alternativa al modelo Sylvänn perfectaente viable.
Cuando, como bien sospechan algunos valientes historiadores humanos, las culturas Qessör y norteñas se encontraron, probablemente lo hicieron en igualdad de condiciones, si no incluso en superioridad Qessör. El emergente mundo élfico del norte, en plena definición, se tropezó con otros elfos muy distintos a ellos. Y no hablo del color de piel, por extraño que parezca tratándose de elfos, la coloración de piel no es la mayor diferencia. Lo es el modelo. Ahí delante tenían a otros elfos que habían logrado prosperar bajo planteamientos y consignas muy diferentes, si no diametralmente opuestos a las premisas que ellos sostenían.
Tenían delante el germen de una competencia, de un modelo alternativo que podía disputar al suyo y eso no podía dejarse pasar. Con toda seguridad el primer encuentro entre ambos mundos no se saldó de la manera esperada por los elfos del norte. La intuición histórica hace facil pensar que los Qessör dejarían suficientemente claro que no iban a ser objetivos fáciles de convencer, avasallar o derrotar. El mundo Sylvänn esperó pero no olvidó y cuando tuvo a su disposición el momento idóneo regresó para barrer la oposición sin miramiento. Para el esquema mental que los Sylvänn terminaron imponiendo resultaba mucho más peligroso un elfo fuera de su esquema que un adversario humano o enano.
Los Qessör han supuesto, probablemente, el mayor obstáculo para la expansión del modelo Sylvänn y como tal han sufrido su furia más descarnada."
CRONISTA -Crónica Alba-
LA INFLUENCIA ELFA
La influencia élfica es incontestable. Está por todas partes y en la base de todo, especialmente en la cultura humana. Sus milenios de dominio hegemónico no han podido obrar de otra manera y los herederos culturales de esa hegemonía élfica, los humanos, levantan sus estructuras (físicas, culturales e ideológicas) sobre el legado elfo.
La cultura, la política, el idioma, los esquemas mentales, los panteones de dioses y la religiosidad en general... tantos son los territorios en los que el emergente mundo humano va a sostenerse del legado élfico que es materialmente imposible hacer una lista escrupulosa de ellos.
Si bien es cierto que sobre este legado el humano va a imponer su propia impronta. Va a adaptar los modelos élficos a la manera peculiar de entender el mundo de lo humanos, pero en ningún caso puede desprenderse de esa influencia.
El mundo actual bajo la hegemonía de los Emperadores humanos sigue, de alguna forma, manteniéndose sobre las construcciones previas del vasto periodo de dominio de los elfos, siempre que entendamos como tal los esquemas que surgen de la cosmovisión de Sylvänn y Ürull.
En este sentido puede que algo cierto haya en el recurrente dicho de los Sylvänn que asegura que los humanos, siempre hemos querido ser elfos.